Recuerda, venimos de unos tiempos de opulencia que muy probablemente ya no volverán. La era del usar y tirar va desapareciendo, aunque aún pase desapercibido a nuestros ojos en el día a día. Las empresas de reciclaje proliferan por doquier. Y los objetos de segunda mano tienen algo que no tienen los nuevos: historia. ¡A divertirse!
¿De verdad? ¿Es posible? Siempre que decimos esto nos hacen la misma pregunta incrédula. Pero sí, es posible. La reutilización (una de las claves de la regla de las tres RRs) no sólo puede aplicarse hacia dentro, de manera intrínseca, dando nuevos usos a viejas cosas que hay en tu hogar, sino que también puede hacerse hacia fuera, de manera extrínseca.
La idea es muy sencilla. Que nuevos propietarios de tus cosas den nuevos usos y vida a esos objetos que has acumulado durante años y que ya no sabes que hacer con ellos. De hecho, son un lastre en tu vida, pero no quieres reconocerlo por el cariño y los recuerdos que despiertan en ti.
Basta con hacer una búsqueda en Google para encontrar muchas empresas que recogen muebles, viejos aparatos eléctricos y otros trastos a cambio de dinero (o gratis, lo que supone un ahorro para ti en ahorro y estrés). Los negocios de segunda mano proliferan por doquier, tanto los de objetos de uso diario como los de antigüedades, coleccionismo y rarezas, como los que están vinculados al ocio. En todos ellos puedes recuperar una parte de lo invertido.
Una buena manera de tener un hobby que te repercuta un pequeño ingreso económico es reparar viejos muebles (o buscar quien te pueda ayudar a hacerlo) para luego buscar una reventa. En Tenerife ni en España se destilan los rastros improvisados a las puertas de tu casa, como en los seriales norteamericanos, pero hay alternativas. Y muchas. Sólo necesitas paciencia y perseverancia. Más disfrutar del proceso de aligerar tu vida, tu hogar.
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